jueves, noviembre 30, 2006

LEYENDAS DEL CEMENTERIO GRAL. IV

LA LLORONA

En varias leyendas de la cultura latinoamericana se nombra a la "Llorona", por un motivo o por otro se ha repetido el mito; por desgracia, en esta ocasión concreta, obedece a una historia real ocurrida hace más de tres décadas.
En un gran accidente, una madre y sus hijos sufren graves heridas por causa de un automovilista que se dio a la fuga; del padre de las criaturas nunca se ha sabido nada, no los acompañaba en aquella desgraciada ocasión y se dice que al hospital tampoco fue.
Ella, gravemente herida, queda en estado de coma, aparentemente sin posibilidad de recuperación; pero sus dos hijos no resisten la gravedad de sus lesiones y fallecen a los pocos días de haber sido ingresados.
Pasados dos años, la mujer despierta de manera casi milagrosa del coma. Lo primero que hace al recobrar la conciencia es preguntar por sus hijos; de la mejor manera posible, se le da la triste noticia. Ella no puede creerlo, se trastorna por la desesperación de haberlos perdido; al no poder encontrar consuelo alguno, pone fin a sus días, ahorcándose de un árbol, junto a las tumbas de sus pequeños.
Desde entonces, hay personas que aseguran que en las noches de invierno y navidad vaga por los oscuros pasillos del cementerio, con su cuello dislocado, “la Llorona”, buscando a sus hijos. Se dice que sólo los hombres pueden escuchar su llanto.

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miércoles, noviembre 22, 2006

DELIRIUM TREMENS

La gigantesca polilla volaba torpemente al rededor de la ampolleta proyectando grotescas sombras sobre las murallas del sucio departamento que alquilaba Gustavo. Este se encontraba sentado en el desvencijado sofá, hipnotizado ante la luz de la TV, mientras bebía su botella de wisky barato. Su reloj marcaba las dos y cuarto de la mañana y totalmente borracho decidió bajar hasta el bar que se encontraba a muy pocas cuadras del edificio. En ese lugar conoció a un tipo de mala catadura, sin embargo luego de unos tragos, lo invitó a su departamento para continuar la juerga. Al rato los hombres sostuvieron una acalorada discusión. Gustavo tomó un cuchillo.
Lo que sucedió después para el fue un misterio.

Al día siguiente se despertó con una resaca espantosa, y recordando muy poco de lo acontecido esa noche. Levantóse a duras penas del viejo camastro y como un sonámbulo encaminó sus pasos hasta el refrigerador en busca de comida congelada, hace días que no probaba bocado, y algo para beber. Con mano temblorosa cogió un botellín de cerveza fría, pero lo que vio al abrir la puerta del congelador le hizo lanzar un alarido de horror. En su interior se encontraba nada más y nada menos que ¡una cabeza humana! La botella de cerveza cayó al piso haciéndose añicos y Gustavo quedó paralizado ante el macabro hallazgo. ¿Que demonios hacía una cabeza en el congelador? ¿Cómo habría llegado hasta allí? ¿Será conveniente dar aviso a la policía? Estas y mil interrogantes más atormentaban su mente.
Luego su mirada se dirigió hasta un cuchillo de cocina que bañado en sangre yacía en un rincón. Al rato contempló con pavor como unos inmóviles pies calzados con zapatos de gruesa suela asomaban desde bajo la cama.
Su mente intentó recapitular los acontecimientos acaecidos esa noche, pero sin éxito.
Cuando Gustavo bebía se transformaba, incluso muchas veces se había liado a golpes, pero esta vez había ido demasiado lejos. No solo había dado muerte a un hombre, sino que le había arrancado la cabeza, sin embargo era incapaz de recordarlo.

Una luz verdosa se colaba por las persianas iluminando tenuemente la habitación casi en penumbras y Gustavo con su cabeza hundida entre las manos no lograba dar crédito a lo sucedido
-¡No, no he podido ser yo el que a cometido tan salvaje crimen! – gimió.
Luego intentando mantener bajo control los espasmos, provocados tanto por el terror como por el excesivo consumo de alcohol, bajó a duras penas los cinco pisos que lo separaban de la planta baja y caminó hacia un parque cercano para tratar de serenarse, pero fue en vano, sentiase observado como por miles de ojos acusadores, así que resolvió volver al departamento con la idea de borrar los rastros del sanguinario crimen.
Entro nuevamente en el departamento oscurecido por las persianas, y cuando se disponía a extraer el cuerpo bajo la cama, notó que este ya no estaba allí.
-¿Que diablos esta ocurriendo? se preguntó, secándose con el dorso de la mano el sudor que le corría a mares por la frente.
De pronto una voz proveniente de un rincón terminó de destrozarle los nervios.
- ¿Cómo esta la resaca? –
Gustavo se volvió para ver como el hombre al que había decapitado ahora sostenía su propia cabeza entre las manos y era la misma cabeza la que le hablaba.
-Escúchame bien pedazo de mierda, lo que ahora vas a hacer es salir al balcón y lanzarte.-
Gustavo, aterrorizado y emitiendo un horrible grito, se lanzó a través de los cristales cayendo estrepitosamente sobre el asfalto poniendo fin a su vida y terminando así con las más abominables alucinaciones provocadas por el delirium tremens.
FIN
C.B.G.

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viernes, noviembre 17, 2006

LEYENDAS DEL CEMENTERIO GRAL. III

LA NOVIA MUERTA

(Tumba real de Orlita, también conocida como
la animita de los estudiantes o la Novia muerta.)

Hay tres versiones de la muerte de Orlita Romero Gómez. Una dice que mientras se estaba casando, rodó por las escaleras del altar. Otra dice que falleció de un infarto al corazón durante la boda, y una tercera, que murió de pena porque su novio nunca llegó al altar; quienes creen en esta última, aseguran además que vaga buscando a ese novio.
Sin embargo, la versión oficial de su fallecimiento es distinta. Orlita falleció un 13 de abril de 1943, el día de su cumpleaños número 17, de un ataque al corazón. Su madre, muy afectada por su pérdida, la mandó embalsamar para conservar su belleza y la vistió de blanco como símbolo de pureza.
La desconsolada madre de Orlita todos los domingos iba a peinar el cabello de la difunta; en un principio ésta se encontraba en una urna de cristal, pero por razones obvias, con el paso del tiempo, su imagen se ha deteriorado. En la actualidad se encuentra en una tumba sellada, y su madre hace años que ya falleció. La capilla donde se encuentra es visitada por aquellos desgraciados en el amor, también lo hacen los escolares solicitando ayuda para pasar de curso o para algún examen, las novias antes de casarse para que todo salga bien, o cuando una relación dura mucho sin que se vislumbre cuando tañerán las campanas de boda...

Actualmente, Orlita se encuentra en la misma capilla; la puerta de hierro tenía un vidrio a través del cual se podía ver su interior, incluyendo su urna; ahora hay una cortina de tela que oculta el interior, y el vidrio ha sido roto, llenándose el interior de la capilla de papelitos, corbatas, cuadernos, mientras que el exterior está lleno de rayados solicitando su intercesión, los enamorados introducen papelitos con sus nombres escritos para que Orlita los una en matrimonio o mantenga su unión para siempre... se ha transformado en una 'animita' para los enamorados y también para los desdichados que desean que su suerte en el amor cambie.

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jueves, noviembre 09, 2006

CONCURSO DE CUENTOS

NUEVOS ESTANDARTES PARA LA LITERATURA.
REVISTA CIUDAD INVISIBLE.
Bases:
1. Podrán participar todas las personas menores de 40 años, con residencia en la región de Valparaíso o fuera de ella, así como residentes en el exterior del territorio nacional. No podrán participar colaboradores ni miembros del equipo de revista ciudad invisible.

2. La temática de los cuentos es libre.

3. Los cuentos no deben superar los 20 mil caracteres de extensión y ser estrictamente inéditos.

4. Cada participante podrá presentar un máximo de 2 cuentos.

5. Los cuentos deben ser enviados por correo postal, impresos en papel, a :
Juan Sandoval /Revista Ciudad Invisible Calle Guillermo Munich 204, departamento 312, Cerro Alegre, Valparaíso.
En el sobre se debe poner: "Concurso literario Nuevos estandartes para la literatura".
Dentro del sobre deben ir 4 copias impresas del cuento, firmadas por seudónimo, además de un cd o disket con la versión en digitalizada del texto. Dentro del sobre, deberá venir un segundo sobre que llevará por fuera el titulo del cuento y dentro los siguientes datos:
- Título del cuento - Seudónimo - Nombre completo del autor - Edad - Dirección postal - Teléfono y correo electrónico.

6. El plazo de recepción de cuentos se abre el 15 de octubre y se cierra el 1 de diciembre del año en curso. Los cuentos enviados deberán acreditar en su membrete haber sido enviados antes de esa fecha.

7. El jurado del concurso estará compuesto por Alvaro Bisama, escritor, crítico literario y colaborador de revista Ciudad Invisible; Ernesto Guajardo, escritor, periodista y miembro del equipo de revista Ciudad Invisible; Marcelo Mellado, escritor y columnista sanantonino y Victor Rojas Farías, escritor y cronista porteño. Previo a la evaluación por parte del jurado habrá una preselección de textos de acuerdo a lo establecido en las presentes bases. Esta preselección será hecha por el equipo de revista Ciudad Invisible.

8. El jurado seleccionará un primer lugar, un segundo lugar y un tercer lugar, además de 3 menciones honrosas. Los resultados serán dados a conocer en el número 18 de revista ciudad invisible, a fines de enero de 2007. En este mismo número se publicaran los 3 relatos ganadores La premiación se dará a conocer en esa fecha. El jurado puede declarar desierto el primer lugar del concurso.

9. El ganador del primer lugar recibirá un cheque por $200 mil pesos. El segundo lugar obtendrá $50.000 y el tercero, un set de libros de RIL Editores. Todos los premiados recibirán una suscripción por un (1) año de la revista.

10. No se devolverán los cuentos recibidos. Más allá de la publicación de los cuentos ganadores en las páginas de la revista, Ciudad Invisible se reserva el derecho de publicar una selección de los mejores relatos en un libro de futura edición.

Organiza: revista Ciudad Invisible. Financia. Consejo Nacional de la Cultura y las Artes/Fondo del Libro y la Lectura Más información: revistaciudadinvisible@yahoo.com

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domingo, noviembre 05, 2006

LEYENDAS DEL CEMENTERIO GRAL. II

LA CHAQUETA

Se cuenta una historia, que ya es casi una leyenda urbana, de un taxista que al pasar por la calle Recoleta en su taxi, lo hace parar una bella mujer. El día está frío y lluvioso, pero la pasajera lleva puesto un hermoso vestido veraniego de fiesta. Ella le pide que la deje en el Instituto Médico Legal (que se ubica en Av. la Paz poco antes de llegar a la entrada principal del Cementerio General).

El taxista al recibir el dinero del viaje, siente que la mano de la mujer al pagarle está muy helada. Preocupado porque en esos instantes llueve y hace frío, le ofrece su chaqueta, la cual ella acepta muy agradecida.

La mujer le indica que la puede ir a recoger a Los Naranjos 1245, donde al día siguiente se encontraría. Al día señalado, el taxista va a buscar su chaqueta y deambula por las calles cercanas a donde recogió a la agraciada pasajera, buscando la dirección que la bella mujer le entregó. En la calle se encuentra con un transeúnte, al cual le consulta por la mencionada dirección y éste le contesta que esa calle existe, pero que está en el cementerio.

El taxista, intrigado pero no por ello asustado, porque puede ser perfectamente una veladora del cementerio o la esposa de algún guardia, entra al camposanto, comienza a caminar buscando y por fin da con la calle y la numeración .

...Y encima de la tumba con el número 1245, encuentra su chaqueta. Al retirarla, su impresión es aún mayor, porque en la lápida está la foto de la difunta, la misma bella mujer que el día anterior había llevado en su taxi. La fecha de la muerte había sido años atrás y en verano, por ello sería que no iba vestida acorde para aquella lluviosa tarde de invierno en Santiago.

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jueves, noviembre 02, 2006

EL INCENDIO DE LA CASA EMBRUJADA

Diego Fernández hace mucho tiempo que no encontraba la fuente de inspiración para escribir sus historias de apariciones fantasmales. Estas le habían hecho ganar cierto renombre dentro del público lector de revistas enfocadas al género de terror. Lamentablemente la revista para la cual escribía sus relatos terminó de publicar y Diego dejó de lado la escritura. Pero una vez que quiso retomarla ante un ofrecimiento de la revista “Macabre zine” no logró encontrar las ideas que le permitieran escribir una buena historia de fantasmas.
Pasaba en vela las frías noches invernales, sentado frente a la maquina, fumando un cigarro tras otro, impotente ante la falta de ideas. Estaba de capa caída.

Ese martes 2 de agosto, una noche en que regresaba a casa, observó a través de los cristales empañados del autobús una vieja construcción; Se trataba de la mítica “Casa Embrujada”. La casa databa de 1915, hace años que estaba deshabitada y muchas historias se tejían en torno a ella.
Cuando el autobús se detuvo ante la luz roja de un semáforo, Diego tomó su bolso y se bajó sin estar muy seguro si hacía lo correcto. Caminó bajo la tenue lluvia hasta la casona y se detuvo ante la gran reja de oxidadas puntas.

- En el interior de este antiguo edificio tal vez encuentre la inspiración para escribir un buen relato – pensó diego, sin imaginar las nefastas consecuencias que su inesperada acción le acarrearía. Observó las calles, estas se encontraban desiertas y la densa neblina ocultaría sus movimientos. Intentó forzar la reja y al no obtener resultados cogió un tarro de basura, lo volteó se encaramó en él, subió sobre la reja y la traspasó tomando la precaución de no clavarse en las aceradas puntas. Luego caminó sigilosamente hasta llegar ante la puerta principal, un escalofrío recorrió su cuerpo y su corazón latió acelerado.
En un atisbo de racionalidad, hizo un ademán de devolverse, pero le seducía la idea de adentrarse en la lobreguez de aquella antigua residencia. La puerta se encontraba semi abierta y al cruzarla le invadió la sensación de estar penetrando en una dimensión en donde reinaba lo inexplicable. Ya no había vuelta atrás. A tientas logro coger un viejo candelabro, encendió sus velas que arrojaban una luz que apenas conseguía dispar la oscuridad del interior. El perfume del abandono evidenciaba la cantidad de años en que la casa había permanecido en la soledad más absoluta. El suelo de madera crujía ante cada paso dado por Diego que se encaminó hasta lo que en otros tiempos había sido el comedor de la casa. Recorrió la estancia con la mirada y tomó asiento en una desvencijada silla, extrajo de su bolso un lápiz, un cuaderno y a la luz del candelabro comenzó a escribir afanosamente, como si su mano fuera guiada por una misteriosa fuerza, dando la impresión de realizar la escritura a su propia voluntad.
Ni el puntilloso andar de los ratones en el entretecho logró distraerlo de su labor. Horas más tarde diego terminaba de escribir su relato.
De pronto unas risas provenientes del salón lo alarmaron, se levantó súbitamente y preguntó no sin temor - ¿Quién vive? - No obtuvo respuesta. Las risas continuaron, pero no eran solo risas sino que también música. Diego, aterrado, caminó lentamente en la oscuridad hasta llegar al salón, sin atreverse a abrir la puerta. Con mano temblorosa y reuniendo el valor necesario finalmente la abrió y lo que pudo ver luego de que sus ojos se acostumbraran a la penumbra lo dejó perplejo. Espectrales figuras enmascaradas, y ataviadas con ropajes antiguos, danzaban a las notas de un melodioso vals. De pronto la música dejó de sonar. Ellos a un tiempo se despojaron de sus caretas dejando al descubierto unos cadavéricos e inexpresivos rostros que observaron fijamente a Diego. La fantasmal visión lo dejó estupefacto y una desconocida clase de horror se apoderó de su alma.
Pasmado y desprovisto del poco valor que le quedaba, Diego intentó huir, botando a su paso uno de los candelabros, este cayó al piso y de forma instantánea surgieron infernales lenguas de fuego que lo abrazaron todo a su paso.
Corrió aterrorizado hasta la puerta principal, tratando en vano de abrirla, mientras las llamas lo consumían todo en forma voraz.
Eran cerca de las 4 y media de la mañana y los vecinos de los alrededores en ropas de dormir y pantuflas se asomaron a la calle para contemplar como finalmente la vieja casona quedaba totalmente destruida.

El incendio de la Casa Embrujada causó gran expectación en la prensa, conmoción en la opinión pública y dio pie para todo tipo de especulaciones. Dicen que Diego Fernández no logró salvar de aquel incendio pero, su cuerpo jamás fue encontrado. Sin embargo su manuscrito logró sobrevivir a las llamas. El mito urbano señala que en sus párrafos puede leerse el más abominable cuento de horror. El manuscrito se halla en poder de una persona anónima que no desea revelar su contenido.

FIN
C.B.G.

(N. del A: Este cuento está inspirado en los hechos acontecidos el martes 2 de agosto de 2005 en la comuna de Ñuñoa, Santiago de Chile)
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Martes 2 de agosto de 2005
A escombros y cenizas quedó reducida la casona que, por años, permaneció abandonada en la esquina de la avenida Matta Oriente y calle San Eugenio, en la comuna de Ñuñoa, y que el mes pasado fue rematada, luego de que en la madrugada se desatara un incendio cuyas causas son motivo de investigación.
El siniestro, cuya alarma se registró cerca de las 3:30 de la mañana, obligó el trabajo de más de un centenar de voluntarios de bomberos de una decena de compañías del sector cuyos peritajes descartan en primera instancia un desperfecto eléctrico como causa del incendio lo que permite a la Fiscalía local estimar la responsabilidad de terceros.
En efecto, el fiscal adjunto de las comunas de Ñuñoa, Providencia y La Reina, Carlos Gajardo, dijo a radio Cooperativa que "la información que tenemos es que podría tratarse de un incendio intencional, todo vez que como es de conocimiento público esta es una casa abandonada y la principal causas de incendio que pueden ser los cortocircuitos en este caso está descartada".
Gajarado precisó que la construcción fue rematada recientemente aunque "está todavía en ese período de transición de venta" por lo que se "encontraba al cuidado de un nochero y de acuerdo a la información que este nos proporcionó no habría durante la noche más personas".
El mayor de la 33ra Comisaría de Carabineros, Edgardo Osses, agregó a Canal 13, que un rondín del lugar dio la alarma sobre el siniestro, señalando “como primera información, no confirmada hasta el momento, ya que bomberos debe hacer su informe, que el incendio se habría iniciado al interior de la torre, en el segundo piso”.
El oficial confirmó que los anteriores dueños del inmueble se habían contactado con la institución para denunciar la presencia de individuos que pernoctaban al interior de la casona.
La denominación de "casa embrujada" de la añosa vivienda destruida, cuya construcción data de primera mitad del siglo pasado, surge a raíz de rumores generados por vecinos en cuanto a que en la noche, pese a estar deshabitada, en su interior se escuchaban voces y ruidos, incluso de cadenas arrastrándose.

(Fotos reales del siniestro)

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miércoles, noviembre 01, 2006

LEYENDAS DEL CEMENTERIO GRAL. I

LA MUJER DE LUTO

Un grupo de trabajadoras del cementerio habían hecho un fuego en un brasero que tenían para pasar el frío invernal. Estaban tan entretenidas conversando que sin darse cuenta, se les hizo casi de noche, ya que en invierno con las frías tardes nubladas oscurece más rápido. Tres se iban por avenida Recoleta y una por La Paz. Sus compañeras trataron de convencerla para que no se fuera sola y se marchara con ellas, pero las distancias son grandes y en esos tiempos pasaba locomoción por la avenida la Paz, y debido a ello la mujer no aceptó irse por Recoleta.

Ya tomando el camino en dirección a la avenida la Paz, dentro del mismo cementerio, porque estaba a la altura del Crematorio, la trabajadora vio a una señora de luto por los pasillos, y le preguntó rápidamente: "Señora, ¿usted va por la Paz?". La mujer vestida de luto dio una respuesta afirmativa con su cabeza, y ambas siguieron camino juntas.

El camino era largo y el silencio comenzó a ser molesto, por lo cual la trabajadora del cementerio quiso iniciar una conversación, y le preguntó: "Usted, ¿a quién viene a ver?" Pero la visitante de negro no le respondió.
La señora, que había decidido no irse con sus amigas anteriormente, creyendo que la de negro no la escuchaba, se acercó más a ella, repitiéndole la pregunta: "Usted ¿a quién viene a ver?"

En esos momentos, cuando el sol ya se ocultaba por el poniente y la luz natural a medias alumbraba, cual sería la sorpresa de la pobre trabajadora cuando la mujer de negro levantó su velo y mostró su verdadero rostro, que era una calavera.
La trabajadora quedó en segundos paralizada de la impresión, pero al sentir un fuerte olor a putrefacción, se despertó de la impresión, haciéndola huir apresuradamente.
Asustada llegó hasta el Cristo de los Ricos, donde se arrodilló; al oír unas macabras carcajadas que se alejaban, comenzó a rezar.
Luego de unos largos minutos se atrevió a mirar; ya habían pasado unos 10 minutos casi eternos y constató que no había nadie, tras lo cual corrió hasta la puerta principal.
Asustada, les contó lo ocurrido a los vigilantes y éstos pensaron que alguien se había quedado dentro del cementerio. Fueron a ver y no encontraron a ninguna mujer de luto y nadie salió por los accesos laterales del recinto. Esa noche peinaron todo el cementerio, sin dar con la extraña visitante.

Dos de esas cuidadoras aún están vivas y una de ellas asegura que fue una de sus amigas quien se fue con la mujer de luto caminando. Todavía hay guardias que fueron testigos del estado en que llegó la mujer a contar lo que le había sucedido. Se mantiene en reserva su nombre y se asegura que no es una mujer fácil de asustar.

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