sábado, junio 14, 2008

ALGUIEN ENTRÓ EN LA CASA

Cobijado bajo numerosas mantas y frazadas se encontraba el joven presa de una severa fiebre. Yacía sobre el colchón empapado de sudor, volteando de un lado a otro intentando sin éxito conciliar el sueño. El fortísimo ventarrón que soplaba implacable en el exterior había botado algunos cachureos que Nicolás tenía la pésima costumbre de amontonar en el patio de su antigua casa, aquel ruido le había despertado.
Cogió algunas de las mantas que habían caído al piso para aplacar el intenso frío que suele acompañar a aquellos estados febriles, cuando un nuevo estruendo lo sobresaltó. Algo más inquieto clavó la mirada en dirección a la ventana que daba al patio y a través de la cortina un tanto descorrida le pareció observar cómo unas sombras se deslizaban súbitamente.
En la mente de Nicolás no cabía la duda más mínima. Alguien había entrado en su casa.
Aterrado y confundido ante la presencia extraña corrió por el pasillo tropezando en la oscuridad hasta llegar al salón, cogió el teléfono y marcó el número de la policía, pero su rostro palideció al recordar que el aparato estaba descompuesto.
Desconcertado, corrió hasta la puerta que daba a la calle para salir a solicitar ayuda, pero las llaves no aparecían por ningún lado. Se apresuró en encender la lámpara de la sala para buscar de mejor forma el manojo, pero la luz no encendía. Aparentemente la electricidad se había ido. Al borde de la desesperación, se dio a la tarea de hallar las llaves en la semipenumbra, pero al no poder dar con ellas, optó por aguardar agazapado en la oscuridad, alerta ante cualquier ruido. Reprochándose su falta de valor el joven comenzó a reflexionar. Tal vez su febril estado le estaba haciendo una mala jugada, quizá los ruidos eran consecuencia de la fuerte ventolera, tal vez esas sombras no eran mas que las siluetas del ramaje de los árboles mecidos por el viento, que a su vez podía haber botado algún cable eléctrico, por eso la falta de luz. Mientras tanto en el exterior el viento amainaba poco a poco y los ruidos extraños también parecían cesar.

El repentino regreso de la energía eléctrica hizo que el joven abandonara sus cavilaciones y un poco más sereno con la casa iluminada, pero aun albergando cierta dosis de temor, decidió volver a la habitación para cerciorarse por si mismo de lo que verdaderamente acontecía. Caminó lentamente hacia la habitación pero sin atreverse a entrar y observó atento hacia la ventana que daba al patio. Una vez más el terror se apoderaba de Nicolás, y un grito se ahogó en su garganta al percatarse con verdadero espanto como alguien le observaba sigilosamente desde el exterior. Corrió nuevamente hasta el salón sin saber muy bien que hacer. Con la respiración acelerada y el corazón a punto de explotarle se armó de un palo de escoba y reuniendo el valor necesario decidió regresar a la habitación y desde la puerta observó. La figura también le observaba desde afuera. Con paso inseguro hacia la ventana, blandiendo el palo de escoba como si de un bat de baseball se tratase, en el exterior la misteriosa figura se aproximó también un par de pasos hacia la ventana, blandiendo el palo de igual forma. Repentinamente el joven elevó el madero preparándose para asestar un golpe, al mismo tiempo la figura de afuera realizó igual acción, Nicolás con una mueca de desagrado lanzó el palo hacia un costado, y cuando la figura hizo lo mismo, el joven se acercó a la ventana y corrió con furia la cortina para cubrirla totalmente. Luego se acostó, sintiéndose de lo más ridículo.

FIN
C.B.G.

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jueves, junio 05, 2008

FATALIO


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